El Gobierno se ha propuesto como una prioridad para los próximos años que las empresas incorporen a sus planes de prevención la salud mental como parte de la nueva Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud (2022-2026).

Este es uno de los pasos más ambiciosos que se han dado en los últimos años en relación a la salud psicosocial. El nuevo decreto establece el entorno de trabajo como un factor determinante en la salud no solo física sino también psicológica de las personas y dicta que se deberán tomar medidas como parte de una estrategia integrada de salud y seguridad que abarque prevención, detección temprana, apoyo y reincorporación o readaptación.

El documento, que aún se encuentra en fase de aprobación, pone el foco en el suicidio, impulsado por las cifras que se vivieron en 2020, el año más duro de la pandemia en el cual se registraron hasta 3.941 casos, la cifra más alta desde que se tienen registros.

El gobierno apuntala así a las empresas como eje necesario para cuidar de la salud mental de los trabajadores, siendo consciente además, de las carencias propias de un sistema sanitario saturado y que difícilmente llega a cubrir las necesidades en salud psicológica de los ciudadanos. Esto queda aún más patente pues el borrador al que ha tenido acceso el elDiario.es señala que «no dispone de información actualizada ni completa» ni de los especialistas en psicología clínica que trabajan en los centros públicos.

Dotación presupuestaria para salud mental

Un plan tan ambicioso no tendría razón de ser sin una dotación presupuestaria a la altura. Para ello existe un compromiso de inversión por parte del Gobierno de 100 millones de euros a tres años, anunciado hace unas semanas por presidencia en el marco ‘Plan de Acción 2021-2024’ en el cual también se incluyen otro tipo de medidas para la detección temprana del suicidio como un teléfono 24 horas, luchar contra la estigmatización y mejorar en general la atención a la salud mental en el sistema público.

Esta noticia es especialmente relevante pues hay que tener en cuenta que la actual estrategia para la salud mental lleva más de 7 años caducada.

El teletrabajo también será clave en la Estrategia de Salud Mental

Evidentemente de una ley que nace de los cambios de la pandemia no podía obviar la nueva realidad laboral que supone el teletrabajo. Tal y como se apunta en el borrador, «El teletrabajo, el empleo de las tecnologías de información y comunicación, el incremento en el volumen y velocidad de información y la utilización creciente de la externalización y la subcontratación» se presentan como «aspectos clave» en el posible desencadenamiento de problemas psicológicos en el entorno laboral.

Esto no supone una gran sorpresa para los prevencionistas que hemos visto como un espacio de trabajo inadecuado (trabajar en condiciones ergonómicas inadecuadas), la soledad, las jornadas interminables y la falta de desconexión digital de los trabajadores, lleva a muchos casos a aumentar sus riesgos psicosociales llevando a estos a una situación de estrés crónico y burnout que afecta no solo a su salud psicológica sino también a su estado físico, pues ambos estados están relacionados con enfermedades cardio cerebrales, la primera causa de muerte en el trabajo.

El acoso también está sobre la mesa

Si hablamos de salud mental en el trabajo no se puede obviar que uno de los grandes detonantes de los problemas psicológicos de los trabajadores es el acoso y entre las acciones que deberán incorporar las empresas en el plan de prevención serán medidas efectivas contra esta lacra, que según las estimaciones del ministerio afecta entre un 1,4% y un 2,9% de los trabajadores españoles. Todas las medidas propuestas van en la línea de los informes que ha estado realizando la Inspección de Trabajo que recordó a las empresas que desde la ley 31/1995 de Prevención de riesgos laborales, la salud psicosocial es una rama más de la prevención y que no puede seguir ignorándose.

Un nuevo reto para las empresas

Es ahora cuándo las empresas deben dar un paso adelante y ser responsables de forma integral con la salud de los trabajadores.

La ausencia de dolor físico o de enfermedad no es sinónimo de salud. Ésta debe estar vinculada al cumplimiento de las necesidades físicas, psicológicas y sociales de las personas por lo que se tiene que actuar de manera global y responsable. Las organizaciones tienen una oportunidad de ser más humanas, sociales y saludables.

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